COMPRA PÚBLICA INNOVADORA, MOTOR DE CRECIMIENTO.

El mercado público constituye en España y en la mayoría de países desarrollados un eje clave del desarrollo económico. Según los últimos datos de la Comisión Europea, el volumen de negocio que alcanzan los concursos públicos representa en nuestro país un 10,1% del PIB, equivalente a más de 18 mil millones de euros. La importancia económica del mercado público convierte a las contrataciones en instrumentos importantes para establecer sinergias e impulsar nuevas políticas.

Históricamente las Administraciones Públicas han puesto en marcha nuevas contrataciones con objetivos que van desde el desarrollo de la actividad económica, la creación de empleo, la reducción de diferencias entre regiones o el aumento de la competitividad de las empresas nacionales frente a compañías extranjeras. La compra pública se ha convertido, especialmente en una coyuntura económica de crisis, en un mecanismo de apoyo de políticas para estimular el mercado actual.

Desde Europa, además, se ha dado prioridad a la creación de un marco único de actividad económica, con especial atención a los aspectos regulatorios para controlar el gasto público y garantizar la transparencia y la no discriminación en la adjudicación de contratos.

Esta estrategia pública se ha fundamentado en la demanda ya existente en el mercado pero ha dejado de lado un eje estratégico para el desarrollo económico y la mejora de servicios públicos: el fomento de un nuevo tejido empresarial innovador. Aunque las organizaciones han apostado por la innovación en sus productos o servicios como un valor diferencial en sus negocios, en pocas ocasiones las Administraciones se han involucrado de forma directa el desarrollo de tecnología nueva o mejorada para atender nuevas necesidades. Han asumido un papel secundario como co-financiadoras de I+D.

Si el motivo de la compra pública es dotar a las Administraciones de soluciones para prestar mejores servicios a los ciudadanos, la innovación tecnológica es una palanca esencial para ayudar a crecer al mercado nacional y, finalmente, para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios públicos. Uno de los ejemplos más paradigmáticos del uso de la compra pública como instrumento de innovación es el de Estados Unidos. Un país que ha propiciado desarrollos que se han incorporado posteriormente a productos del mercado, por ejemplo, en la NASA.

“La innovación tecnológica es una palanca esencial para ayudar a crecer al mercado nacional y, finalmente, para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios públicos”

La Compra Pública de Tecnología Innovadora (CPTi) aprovecha las sinergias de los sectores público y privado con una doble ventaja. Por un lado, aumenta las posibilidades de que las Administraciones dispongan de soluciones avanzadas propias para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía; y, por otro lado, convierte la compra pública en un instrumento para fomentar la creación de un tejido empresarial innovador, asegurándose que hay una demanda y mejorando la competitividad.

Desde un punto de vista metodológico, existe actualmente un marco jurídico que permite el impulso de compras públicas de tecnología innovadora, no sólo a nivel europeo sino, cada vez más, a nivel nacional, como la Ley 30/2007 de Contratos del Sector Público. Por lo tanto, poner en marcha estos procedimientos pasa por crear las condiciones necesarias en el mercado público que favorezcan la innovación. Las Administraciones pueden superar este eslabón previo de distintas formas. Desde crear mapas de demanda temprana que animen a las empresas a realizar propuestas de nuevos servicios o productos, a diálogos y consultas al mercado sobre tendencias de futuro, procesos de vigilancia tecnológica, etcétera.

De hecho, hay algunas comunidades, como Galicia y Cataluña, que han conseguido llevar a cabo con éxito proyectos de compra pública de tecnología innovadora, especialmente para el sector sanitario. La Consejería de Sanidad de la Xunta de Galicia, por ejemplo, ha destinado a través de su programa H2050, más de 18 millones de euros al desarrollo de proyectos por CPTI, para mejorar los equipamientos en hospitales, optimizar procesos internos, relación con el paciente, entre otros.

La estrategia de compras públicas de tecnología innovadora que obedece a necesidades reales es un mecanismo potente de mejora de servicios a la ciudadanía que abre nuevos mercados. Nuestro país tiene las condiciones y las capacidades para superar esta asignatura pendiente, pero es necesaria una concienciación a todos los niveles sobre su valor y aportación. Administraciones y organizaciones deben ir de la mano a favor de un modelo productivo avanzado, comprometiendo las medidas y recursos necesarios. Sólo así daremos el salto hacia un mercado realmente innovador.

Antonio Manuel Campos, Director de Tecnología e Innovación de Seresco

Fuente: Expansión

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